Ha sido un saqueo cuya magnitud difícilmente se podrá precisar.
Lo grave es que el gran robo ocurrió en el fuerte de Tolemaida, en Melgar (Tol), considerado literalmente inexpugnable, y en las guarniciones de la Brigada 10 del Ejército, en La Guajira.
Por ahora, la contabilidad indica que se llevaron 2 misiles, 3,712 granadas de mano M26, 22,293 cargas antitanque .50 TAB, 8,203 municiones calibre 162 y otros tipos de armamento.
El arsenal faltante incluye, además de la munición –de calibres 1.62, 5.56 y 7.62–, granadas de diferente tipo, lo mismo que misiles antitanque tipo Spike y Nimrod (de fabricación israelí) y cohetes RPG.
Según el presidente Gustavo Petro, quien informó al país, del saqueo, la única manera de explicar lo sucedido “es que han existido durante un largo tiempo redes integradas por gente de las Fuerzas Militares y civiles dedicadas a un comercio masivo usando las armas legales del Estado colombiano”.
Acompañado por el ministro de Defensa, Iván Velásquez, y el comandante de las Fuerzas Militares, general Helder Giraldo Bonilla, Petro confirmó que “los explosivos con que se volaron los retenes en la vía Medellín–Bogotá, hace algunos meses, provenían de Tolemaida”.
Advirtió, además, de que es probable que otra parte de ese arsenal haya sido desviado hacia puntos extranjeros en conflicto, como Haití, y a otros lugares donde opera el contrabando internacional de armas.
A comienzos de este año, la Fiscalía General de la Nación reportó que dos hombres señalados de participar en el delito de tráfico de armas extraídas de Tolemaida y vendidas a bandas criminales y disidencias de las Farc, fueron enviados a la cárcel.
Según la Fiscalía, Pablo Mateus y José Ignacio Rodríguez estarían implicados en una red de traficantes de armas con injerencia en el centro del país.
El ente investigador señala que los dos hombres conseguían fusiles, ametralladoras, pistolas y revólveres en Tolemaida, unidades militares de Bogotá y otros batallones del país.
Las evidencias recolectadas por la Fiscalía dan cuenta de que Mateus sería la persona encargada de recibir las piezas y fabricar las que hacían falta para completar el cargamento que sería vendido a los delincuentes.
A finales de 2022, el coronel del Ejército Óscar Alexánder Amado Pinzón fue capturado por presuntamente traficar armamento militar que ha terminado en manos de organizaciones criminales.
La Fiscalía lo señaló de pertenecer a una red que extraía armas de Tolemaida, donde Amado fue director de la escuela de entrenamiento táctico. Luego, el arsenal robado era enviado a Cali y terminaba en manos de las disidencias de las Farc. El oficial no aceptó cargos y quedó libre por vencimiento de términos.
Para ese momento, medios de prensa revelaron que el oficial era el duodécimo militar acusado de fortalecer a organizaciones criminales con la venta de armas, material de intendencia y, en otros casos, con la entrega de información clasificada.
La denuncia de Petro quedó en evidencia luego de una inspección a los inventarios.
“Se realizaron, por parte del mismo Ejército, labores propias de inspección, una en Tolemaida y otra en la Brigada 10, para auscultar los inventarios de armas, municiones, explosivos, etcétera, y verificar que estén allí, que se les ha dado un correcto uso”, explicó el mandatario.