¿Cuál es el problema de decirles malparidos a ciertos opositores?

María Cristina Estupiñán, en la picota por decirles malparidos a algunos políticos. Foto: Redes sociales.

¿Desde cuándo, ser una servidora del Estado priva a una persona del derecho a emitir opiniones?

¿Cuál es la falta cometida por María Cristina Estupiñán, del RCTV, al decir en privado algo que para millón es de colombianos es una verdad?

Decirles a algunos políticos opositores que son unos “malparidos payasos de mierda” quizás no parezca apropiado, pero es una forma clara de expresar una opinión.

Ahora están pidiendo la cabeza de la presentadora, en un país en el que el propio presidente de la República trató de hijos de puta a investigadores que, por mandato judicial, escuchaban lo que decía el mandatario en relación con la Corte Suprema de Justicia, cuyas comunicaciones habían sido también interceptadas.

Estupiñán es trabajadora del Estado, y, si bien, profesional, ética y legalmente, puede tener limitaciones en relación con sus trabajo, nada, por ninguna razón, le impide opinar sobre lo que le plazca.

En términos de jerga, nada dijo al aire. Las palabras que le grabaron fueron pronunciadas ante un micrófono, sí, pero que ya estaba fuera de servicio.

Significa que el de Estupiñán fue un comentario en privado, como los que expresa cualquier persona. Que haya acudido a un término procaz, solo significa lo que ella siente, como lo que a toda persona le ocurre: dice lo que siente, y esa acción está protegida por la propia Constitución.

Podrán ir al extremo de argumentar que el comentario no fue al aire, pero que el micrófono a través del que se filtró la voz de Estupiñán es un bien público. En su afán de venganza, pueden esgrimir esa razón. Pero, así, habría que castigar también al funcionario que diga lo que piensa en un ascensor de una dependencia del Estado, porque también es un bien público.

Entonces, ¿de qué la acusan? ¿De decirles malparidos a unos políticos seguidores de un expresidente que, cuando trató de hijos de puta a unos funcionarios policiales, despertó comentarios jocosos, en vez de reproche generalizado?

¿Cuál es la diferencia? ¿Cuál, el problema tan grave si, para muchos colombianos, lo de malparidos es el término correcto para referirse a esas personas?

Si supieran otras cosas peores que les dice el pueblo…

Es la hipocresía, surgida de comentarios de mala leche de la estación bogotana de W Radio, que, a pesar de saber que lo grabado no fue público, se dieron maña para acorralar a la presentadora y hacerla parecer como si hubiera faltado a su profesionalismo.

Y, todo, porque los malparidos son seguidores de un ser abominable, que se cree intocable.

Entonces, ¿qué se les puede decir a esos opositores a un gobierno que hace todo lo que puede para responderle al pueblo que lo eligió, mientras, agavillados, quienes no están de acuerdo intentan sacarlo a sombrerazos del poder?

El malparidos se puede reemplazar por malnacidos, aunque esto último no se lo contundente que debiera ser…

Pero que son payasos de mierda si no se puede soslayar de ninguna manera…

Siguenos

Lo más leido

Animal Político

Bogotá - Colombia
Dirección:    Helena Sánchez
Edición:       Orlando Gamboa
Producción: Sebastián Quintero

Información

Contacto

(+57) 3150585858
(+57) 3162663088
(+57) 3017683667
denuncie@animalpolitico.co