La paz entre el Estado colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) parece estar más cerca.
El acuerdo para silenciar los fusiles durante seis meses más, logrado la noche del lunes en La Habana entre las delegaciones del Gobierno de Gustavo Pero y de la organización guerrillera así parece confirmarlo.
El presidente Gustavo Petro denunció de nuevo que hay una ruptura institucional en marcha para sacarlo del poder, y le pidió al pueblo movilizarse en su defensa.
Petro argumentó que la ruptura institucional se demuestra con recientes decisiones de órganos de control como la suspensión del canciller Álvaro Leyva Durán y la investigación por la presunta financiación irregular de su campaña presidencial.
La oposición colombiana no sabe si llorar hasta la última lágrima, o, definitivamente, echarse a morir.
No es para menos: el presidente Gustavo Petro fue postulado al Premio Nobel de la Paz.
Fue un discurso revelador que debe tener pensando largo a todos los políticos.
Al menos, a los que consideran que aún es posible rescatar a Colombia de las manos de la mafia.
Desde luego, hay políticos que no solo han permitido que la mafia se apodere del Estado, sino que se oponen al rescate.
Los negociadores del Gobierno del presidente Gustavo Petro y del radical Ejército de Liberación Nacional (Eln) firmaron un acuerdo de seis puntos como base para prorrogar el cese bilateral del fuego.
La suspensión del secuestro por parte de la organización guerrillera es el acuerdo más importante. Para el Eln, un secuestro es una retención confines económicas.
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